Rubí Solidari

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PETICIÓ D’ADHESSIÓ DE L’ESTAT ESPANYOL AL TRACTAT SOBRE PROHIBICIÓ DE LES ARMES NUCLEARS


En el primer aniversario de su entrada en vigor, 35 organizaciones de la sociedad
civil piden al Gobierno que ejerza un liderazgo de paz mediante la adhesión
del Estado español al Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares
(TPAN)


Un año después de su entrada en vigor, 59 Estados ya han ratificado el TPAN, 30 lo han
firmado y tienen pendiente su ratificación, y otros 49 han expresado su apoyo al Tratado en
la ONU.
Pedimos al Gobierno español que firme el Tratado sobre la Prohibición de las Armas
Nucleares y apoye su posterior ratificación en el Congreso de los Diputados.
Y como primer paso en esta dirección, instamos al Ejecutivo de Pedro Sánchez a que
siga el ejemplo de Noruega y Alemania, dos socios de la OTAN, y que España asista
como Estado observador a la primera Conferencia de Estados parte del TPAN que
tendrá lugar en Viena del 22 al 24 de marzo de 2022.
El Gobierno español tiene una excelente oportunidad para ejercer un liderazgo de paz ante
sus socios de la UE y la OTAN, alineándose con la voluntad mayoritaria de la población
española y mundial en favor de la prohibición efectiva de las armas nucleares.
De hecho, una encuesta reciente estableció que el 89% de la población española cree que
España debería unirse al Tratado (sólo el 4% se opone) y diversas iniciativas han contado
con el apoyo de varios grupos parlamentarios. A pesar de todos los esfuerzos, el objetivo de
la adhesión del Gobierno español al TPAN no se ha logrado aún.
Qué es el TPAN y qué aporta
El 7 de julio de 2017, después de una década de movilizaciones de la Campaña
Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN) y de sus entidades
asociadas, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó un acuerdo mundial para
prohibir las armas nucleares, conocido oficialmente como el Tratado sobre la Prohibición
de las Armas Nucleares (TPAN – TPNW en sus siglas en inglés). Un Tratado que resalta
el impacto humanitario catastrófico de cualquier uso de este tipo de armamento. Dos años y
medio más tarde, el 22 de enero de 2021, el Tratado entró en vigor al conseguir la
ratificación necesaria de 50 países. Este nuevo instrumento jurídico ofrece una
alternativa poderosa a un mundo en el que no se pone fin a las amenazas de
destrucción masiva. Antes de aprobar el Tratado, las nucleares eran las únicas armas de
destrucción masiva que no estaban sujetas a una prohibición categórica, pese a sus
consecuencias humanitarias y medioambientales catastróficas, generalizadas y
persistentes. El nuevo acuerdo cubre, por tanto, una gran laguna del derecho internacional.
Este Tratado se basa en las reglas y principios de la ley humanitaria y en ningún caso
los países pueden desarrollar, ensayar, producir, fabricar, transferir, poseer,
almacenar, utilizar o amenazar con utilizar armas nucleares, o permitir el
estacionamiento de dichas armas en su territorio. Así mismo, el TPAN obliga a las
partes a proporcionar asistencia a aquellos que han sufrido como consecuencia del uso y
ensayo de armas nucleares en todo el mundo, y a adoptar medidas para reparar los
entornos contaminados. El TPAN, por tanto, contribuye a proteger los derechos
humanos de las víctimas y el medioambiente.
Qué diferencia introduce sobre el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP)
Los críticos al TPAN alegan que éste debilita al Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP)
que entró en vigor en 1970. Pero la realidad nos muestra que el TNP no ha sido
efectivo, aunque haya disminuido el número total de cabezas nucleares, ha duplicado
el número de países que las poseen y estamos asistiendo a una nueva carrera de
modernización de las armas nucleares. El TPAN, a diferencia del TNP, obliga a asistir a
las víctimas por el uso o por los ensayos de las armas nucleares y a tomar medidas para
restaurar medioambientalmente las áreas contaminadas.
Un Tratado para la protección de la vida en la Tierra y los DDHH
El TPAN es el primer acuerdo multilateral que prohíbe íntegramente las armas nucleares
declarándolas ARMAS ILEGALES y también el primer acuerdo que contiene disposiciones
para abordar las consecuencias humanitarias relacionadas con el ensayo y el empleo de las
mismas. También, ha sido considerado la primera ley feminista sobre armas nucleares.
Desde el preámbulo reconoce su impacto desproporcionado sobre mujeres, niñas y pueblos
indígenas, urge a una participación más equitativa de las mujeres en los procesos de
desarme, la asistencia a las víctimas y la reparación de los daños medioambientales que
provocan.
Mediante la prohibición explícita e inequívoca del uso de armas nucleares, el TPAN envía
una señal contundente: su uso sería inaceptable desde una perspectiva ética,
medioambiental y humanitaria y, además, sería ilegal conforme al Derecho Internacional
Humanitario (DIH).
Las armas nucleares son el armamento más inhumano e indiscriminado jamás
creado. Violan el derecho internacional, causan graves daños al medio ambiente,
socavan la seguridad nacional y mundial y desvían vastos recursos públicos para la
satisfacción de las necesidades humanas y el cuidado de la vida en el planeta.
Para las entidades que trabajamos por una cultura de paz, los derechos humanos, los
derechos del planeta Tierra, los derechos de las mujeres y las niñas y niños, el desarme
total y universal, la justicia, la investigación y la educación para la paz, la memoria, el
diálogo, los valores universalistas, la cooperación, el multilateralismo…, la Campaña ICAN y
la entrada en vigor del TPAN ofrecen una extraordinaria oportunidad para seguir sumando
esfuerzos para la construcción de la paz mundial.
Mientras los riesgos que tiene ignorar el Tratado son inasumibles, las oportunidades
para la paz que se abren con la ratificación del mismo interpelan al Estado español y
a toda su población.

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